En orfanatos, bebés y niños no cuentan con una familia que les cobije emocionalmente y les dé seguridad para crecer de manera positiva. En ancianatos, personas de la tercera edad no siempre tienen familias que se ocupen de ellos, que los visiten frecuentemente y que les escuchen. En refugios de animales se han rescatado a perros callejeros, pero ellos necesitan del calor de una familia. ¿Qué pasaría si juntamos estos seres para dar y recibir amor unos a otros? Imagínate un lugar donde niños, ancianos y mascotas convivan de manera armoniosa formando nuevas familias. Se puede crear un espacio donde se ofrezcan actividades estimulantes para aprender tomando en cuenta el neurodesarrollo y la inteligencia emocional. Un centro donde se ame y se respete la vida, con huertos orgánicos y donde se realicen las tres R’s siendo un lugar ecológico. Los más pequeños podrán crecer con amor, seguridad y experiencias enriquecedoras y los más grandes disfrutarán los últimos años de sus vidas.